Decirle a cada persona que me rodea que es especial no le quita el atributo de ser única a ninguna de ellas. Para el corazón pueden existir muchas personas perfectas, muchas personas que deben estar ahí para él, y ninguna de ellas debería sentirse desplazada por las demás.
Existe aquella que desde un principio me ha parecido un excelente ser humano: con la suficiente ingenuidad para no tener malicia, pero con la suficiente inteligencia para no ser débil. Tiene las características que a cualquiera le fascinaría tener. Es un tipo de perfección que se ha de seguir, pero nunca se ha de tocar porque uno nunca quisiera parar de mejorar y tampoco se la quisiera contaminar con un estilo de vida tan impuro como el propio.
Hay personas que, por más que a uno le hagan sentir los peores sentimientos, son perfectos enemigos y, asimismo, los perfectos maestros. Un enemigo usualmente despierta sentimientos negativos, que son innecesarios y sobre todo desgastantes; un enemigo visto como maestro nos brinda la oportunidad de superar nuestro propio ser, nos ofrece escenarios reales en los que sobresalen muchos de nuestros defectos para que puedan ser identificados y, con mucha voluntad, eliminados.
Cada cosmología se sustenta en ciertos pilares que le dan esencia a la misma; lo mismo pasa con las personas: para que la personalidad de un individuo sea íntegra, debe contar con otras que la sustenten. Los amigos se convierten en los pilares en los que se sustenta una persona; como lo es en la cosmología, que se sustenta en pilares muy distintos uno de otro, lo es con los amigos, cada uno representando una esencia diferente, pero a todos ellos los une un pensamiento en común: verse triunfar.
Está quien es perfecta para ser la pareja ideal. En ella ya no solo se le ve lo perfecta que es su singularidad, sino que se admira la perfección del fenómeno que ocurre mientras se hace unidad conmigo y la perfección de la dualidad misma de la unión entre individuos. Hay una inevitable —y no por eso no querida— reacción de aprendizaje entre cuerpos, intelectos y conciencia: se crea un ambiente hermoso en el que se siente placer al enseñar con amor y una enorme dicha al querer aprender con avidez. La pareja ideal no es otro pilar más, no es el medio de desarrollo como lo son las otras personas que cumplen con las diferentes circunstancias que uno requiere satisfacer. Esta persona va antes y después del desarrollo, o sea, es el inicio y el fin: es nuestra protección y nuestro mayor logro. La pareja ideal se convierte, cuando más lo requerimos, en nuestra placenta consciente, que no alimenta nuestro cuerpo, pero sí que lo hace con nuestro espíritu; también, cuando es oportuno, se convierte en nuestro cielo, quien no se opone a nada y nos deja ser libres hasta donde nosotros queramos, estando todo el tiempo abrazándonos y protegiéndonos.
jueves, 11 de julio de 2013
domingo, 5 de mayo de 2013
Lo sigo recordando
Seguro que cada vez que pase por esa pendiente, recordaré la misma escena. Me dijo algo…, ya no recuerdo qué. Volteé hacia ella. Mis labios quedaron a la altura de sus labios. Lo sigo recordando. La costumbre, la posición exacta en la que nos encontrábamos, la física, la atracción, el afecto, o lo que tú quieras, decía que justo en ese momento nos íbamos a besar. Fue cosa de segundos, pero se sintió a eterno. No se movió habiendo pasado lo que pasó —pasó que, según, ya no nos éramos más—. Después de haber pasado la tormenta devastadora y que nos dio finiquito, estuvimos tan, pero tan bien, que siento que eso conspiraba a favor de ese beso. Ni siquiera pude controlarme de manera simple; es decir, tuve que pensar en cosas que me produjeran enojo y molestia para poder quitarme de ahí, eliminar ínter nos la imantación tan potente que se producía, a mi parecer, de manera exponencial. Pero fue, aunque sin ser, tan hermoso porque la acaricié todo ese tiempo con mi mirada, y eso me bastó por ese momento.
martes, 23 de abril de 2013
Te agradezco, individuo
No sabes cuán agradecido estoy contigo, individuo, por todo lo que aprendo gracias a ti.
Doy gracias al hecho de que repliques automáticamente a cualquier cosa que se te diga, sin permitirte digerir el significado de lo que originalmente se te quiere transmitir. La mecánica instintiva de tu respuesta al medio te maneja a su antojo.
Te expreso mi agradecimiento por hacerme ver que tu encerramiento en el físico y tu esencia atrapada en el ego lo es todo para ti, es tu libertad entera. Alguien dijo que el hombre se conoce por sus sueños, y yo le creo. Creo que esos sueños son recuerdos traídos para ser estudiados por nuestra consciencia.
Qué bueno, individuo, que dices amar, pero no amas. Qué bueno que anuncias cuánto amor puedes ofrecer, pero no lo haces. Qué bueno que con tus palabras tan bonitas creas un cielo infinitamente hermoso, pero con tus acciones no das ni para tejer alas.
Gracias por permitirme saber a cuántas cosas les das importancia. Sé que en la vida debes tener miríadas de cosas importantes, ¿pero qué sería lo primordial en ella?, ¿cómo hacer que tu vida sea trascendente? El confort hace que sigamos con el rol de dadores de valor a lo que nos rodea, pero cuando realmente surja la urgencia interior de saber…, de concienciar: ¿qué harás?, ¿estás dispuesto a un cambio radical como lo único importante en la vida?
Me asombra cómo crees desarrollar tu consciencia, desenvolviendo únicamente tu centro intelectual, desdeñando tu medio. Sorprende que no te dé alegría despertar y recibir la luz del sol, de manera que entre a tu cuerpo, sintiéndolo cómo pasa a través de tus dedos, recorriendo tus manos y brazos para inundar tu organismo y, de esta manera, estimular tu consciencia.
Es interesante ver cómo es que le profesas admiración a la divinidad propia de un solo individuo, pero ignoras totalmente a la tuya, creyendo que así puedes ser rescatado de tu propia mundanidad, que sólo se atiene a la mecánica de la naturaleza universal.
Gracias por dejarme aprender de ti…, por dejar que me refleje en ti…, por incitarme a eliminar todos esos defectos que me hunden en la involución de mi esencia. Gracias por dejarme brillar.
Doy gracias al hecho de que repliques automáticamente a cualquier cosa que se te diga, sin permitirte digerir el significado de lo que originalmente se te quiere transmitir. La mecánica instintiva de tu respuesta al medio te maneja a su antojo.
Te expreso mi agradecimiento por hacerme ver que tu encerramiento en el físico y tu esencia atrapada en el ego lo es todo para ti, es tu libertad entera. Alguien dijo que el hombre se conoce por sus sueños, y yo le creo. Creo que esos sueños son recuerdos traídos para ser estudiados por nuestra consciencia.
Qué bueno, individuo, que dices amar, pero no amas. Qué bueno que anuncias cuánto amor puedes ofrecer, pero no lo haces. Qué bueno que con tus palabras tan bonitas creas un cielo infinitamente hermoso, pero con tus acciones no das ni para tejer alas.
Gracias por permitirme saber a cuántas cosas les das importancia. Sé que en la vida debes tener miríadas de cosas importantes, ¿pero qué sería lo primordial en ella?, ¿cómo hacer que tu vida sea trascendente? El confort hace que sigamos con el rol de dadores de valor a lo que nos rodea, pero cuando realmente surja la urgencia interior de saber…, de concienciar: ¿qué harás?, ¿estás dispuesto a un cambio radical como lo único importante en la vida?
Me asombra cómo crees desarrollar tu consciencia, desenvolviendo únicamente tu centro intelectual, desdeñando tu medio. Sorprende que no te dé alegría despertar y recibir la luz del sol, de manera que entre a tu cuerpo, sintiéndolo cómo pasa a través de tus dedos, recorriendo tus manos y brazos para inundar tu organismo y, de esta manera, estimular tu consciencia.
Es interesante ver cómo es que le profesas admiración a la divinidad propia de un solo individuo, pero ignoras totalmente a la tuya, creyendo que así puedes ser rescatado de tu propia mundanidad, que sólo se atiene a la mecánica de la naturaleza universal.
Gracias por dejarme aprender de ti…, por dejar que me refleje en ti…, por incitarme a eliminar todos esos defectos que me hunden en la involución de mi esencia. Gracias por dejarme brillar.
lunes, 18 de marzo de 2013
Te amo con todas mis fuerzas
Cuando te digo que te amo con todas mis fuerzas…, con todo mi ser, no es por hacer mía una frase que quizá, como muchísimas más, ya es trillada, sino para transmitirte el peso verdadero que tiene esta afirmación. Decirte que te amo con todas mis fuerzas es haber dejado muy por detrás al hermoso bucle ascendente de la imbricación que existía entre el enamoramiento y el amor intelectual que te he profesado. De repente me di cuenta de que me estaba haciendo adicto a ti, me di cuenta de que tu sola aparición física o memorística estimulaba en mí diferentes sensaciones de tranquilidad y de extrema emoción al mismo tiempo: me enamoré de ti. Sin querer dejar pasar —sin afán de exagerar ni tantito— esta pasión, decidí convertir esas sensaciones en una forma de vida; es decir, todas las emociones que me has producido se han convertido en un amor que es intelectual, que necesita no ser pasajero, que se convierte en una biósfera donde el principal medio para desenvolverse es la comunicación emocional, que de manera en que se practique esta forma de vida, desataría nuevamente un proceso de enamoramiento, el cual, a su vez, desencadenaría una concienciación de hacer de estas emociones un hermoso estilo de vida.
Cuando te digo que te amo con todas mis fuerzas…, con todo mi ser, no sólo lo digo porque me has enamorado ni tampoco porque te profeso amor intelectual; lo hago porque el amor que te profeso es plenamente consciente. El amor que te profeso ha superado las sensaciones, ha superado el razonamiento y la impronta necesaria para su entendimiento. Cuando comprendas realmente la grandeza del amor que te profeso, entenderás que mi conciencia, mi alma, aun después de que mi cuerpo muera, te llevará en su realidad, te tendrá aún como su universo.
Cuando te digo que te amo con todas mis fuerzas…, con todo mi ser, no sólo lo digo porque me has enamorado ni tampoco porque te profeso amor intelectual; lo hago porque el amor que te profeso es plenamente consciente. El amor que te profeso ha superado las sensaciones, ha superado el razonamiento y la impronta necesaria para su entendimiento. Cuando comprendas realmente la grandeza del amor que te profeso, entenderás que mi conciencia, mi alma, aun después de que mi cuerpo muera, te llevará en su realidad, te tendrá aún como su universo.
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